Con aprecio a la Maestra Evelyn Salgado Pineda.
*Por Efraín Flores Maldonado
En 1513, Nicolás Maquiavelo además de escribir su obra cumbre para la ciencia política “El Príncipe” también comienza la escritura de sus “Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio”; en el libro 3º de dicho texto, el florentino establece una serie de razonamientos juiciosos para explicar el motivo por el cual las repúblicas y los reinos tienen una vida “de largo tiempo”.
En el fondo, Maquiavelo nos dice de qué manera los poderes cupulares pueden permanecer generando estabilidad política como producto de su legitimidad y eficacia. El autor señala que cada estructura política tiene un ciclo en el cual su cuerpo no es desordenado y que solo cambia y se transforma “para recibir salud y no daño”; ello implica desde su punto de vista, que una larga vida de las instituciones es porque “se pueden renovar a menudo”; esto es engrasar lo que se va oxidando para dotarlo de brillo y funcionamiento eficaz. En el fondo Maquiavelo establece que, en ocasiones, toda renovación institucional es un retorno “a los principios que le dieron origen”; ello dota a las instituciones de natural “capacidad de crecimiento, recobrando su primigenia reputación”; de esta manera, lo que no se renueva “muere necesariamente”.
El retorno a los principios no es obra de la naturaleza, pues siempre obedecen a cierta “circunstancia imprevista externa o por prudencia interna” de quienes temporal y visionariamente ejercen el poder. En los reinos y en las repúblicas, existen elementos de permanente valía, como lo es la justicia, pero también la existencia de una ciudadanía ejemplar, que tiene derechos, los ejerce y los defiende y estos elementos sirven como pivote de renovación; desde luego, todo poder legítimo y eficiente debe tener “una ley que pida cuentas a menudo a todos los hombres que representan y dirigen aquel cuerpo político”; Maquiavelo se refiere a la actual rendición de cuentas de nuestra modernidad política; de esta manera, la estabilidad del poder puede ser producto “de las leyes y de la virtud de los hombres políticos”.
Cuando las leyes no se aplican y los gobiernos se corrompen, los ciudadanos sacan de su memoria la vigencia de la ley y el temor al castigo; Maquiavelo dice que entonces, “pronto se juntan tantos delincuentes que no se les puede ya castigar sin peligro”; que, por lo tanto, para conservar un gobierno es necesario renovarlo “castigando a los que lo habían desempeñado anteriormente… si han obrado mal”.
Desde el interior del gobierno, “la virtud de algunos hombres excepcionales, tiene tanto prestigio y es un ejemplo tan eficaz, que los hombres buenos desean imitarlos”, generando estabilidad política. El florentino nos lleva en este breve capítulo de su libro a reflexiones profundas sobre la génesis, el desarrollo y la situación actual del poder público en el mundo y en México.
Hemos de reconocer que las estructuras del poder se siguen formando… y transformando; que el poder público no solo necesita legalidad, sino también permanente legitimidad popular; que nuestra democracia siempre imperfecta, se va transformando y en ocasiones deformando, porque hoy son electos representativos de la izquierda, pero también de la derecha en elecciones consideradas limpias; que la democracia en algunos países ha servido también para establecer dictaduras personales sustentadas en el voto popular.
Regresando a Maquiavelo, diríamos que el reto actual del poder público es su acción eficiente con estabilidad política; que, en geografías políticas de pobreza, solo sobreviven a las crisis y las superan, los gobernantes que tienen reputación de eficacia, honestidad y autoridad moral. *Doctor en Ciencia Política.